Esas sensaciones, esos pensamientos convertidos en deseos, esas aspiraciones que me llevan hacia una motivación unidireccional que poco deja ocuparme de otras importantes cuestiones.
Esa esperanza en la que uno cree en estos tiempos de temor, esa posibilidad que no logro alcanzar pero que no deseo se convierta en oración ni en imploración.
Ese milagro que no sucede, ese objetivo que no se cumple, ese momento que inerte continua, ese aparente sosiego, esta aparente imagen de tranquilidad, esta ilusa y cruda realidad.
Mañana vuelve a ser 24 de diciembre, noche buena de nuevo...un año después.
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