viernes, 26 de diciembre de 2014

Error emocional

Es del todo imposible pueda entender ni por solo un momento lo inmenso que es el Universo del amor. Gusta proclamar aquella frase tan repetida a las personas que forman parte de mi entorno "no sabemos mucho de amor, de hecho, no sabemos apenas nada", de ahí su inmensidad.
Sabemos lo que sentimos, que casi siempre nada tiene que ver con lo que tenemos. No somos conscientes que aunque pensamos que nos sentimos enamorados, esa sensación y sentimiento permanece completo durante un periodo muy corto de tiempo, ¿porqué?
¿Que hará que el amor no muera tras una pequeña y corta etapa de tiempo?
¿Porqué el gran porcentaje de las relaciones sentimentales no perduran sostenidas por ese amor que habitualmente se enmudece con el tiempo?
Cuando dejamos de liberar sustancias hormonales, cuando dejamos de reaccionar como hacíamos con anterioridad, entonces, ¿sucumbimos ante la apagada del amor siendo nuestra educación social y costumbres religiosas las que harán que se deteriore esa chispa de gozo y bienestar?
"Uno debería vivir siempre enamorado, por eso no debería casarse". Palabras de alguno que pensó que ese compromiso infundado de forma social y religiosa acababa apagando la llama del amor. Yo digo que los sentimientos, y el amor es un sentimiento, no entiende de compromisos, ni de fidelidades, ni de egoísmos, el amor no debería abarcar tan solo a una sola persona, eso yo lo traduzco en un egoísmo y una posesión. Esas relaciones unipersonales perduran por un tema de exclusivo ámbito social/educacional ya que la embriaguez inicial no es sostenible en el tiempo, o quizás también nutrida por el miedo a no terminar en soledad.

El amor entre los seres debe estar esencialmente nutrido por las experiencias vividas, las conductas individuales y comunes, los valores humanos, las ideas e incluso los recuerdos, y no solo por la segregación hormonal, el romanticismo, el erotismo o el sexo.
No consigo entender el porqué ciertos factores se anteponen a otros muchos más importantes, porque como bien dice Erich Fromm: "El amor no es esencialmente un relación con una persona específica; es una "actitud", una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso. Si una persona ama solo a otra y es indiferente a otras muchas, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egoísmo ampliado. El amor de verdad en todas sus acepciones debería estar vinculado mas bien a la labor y al cuidado que profesa una persona a otra o más personas".

Vivir con una decisión supone no tener miedo a estar enamorado para siempre sin remisión ya que creo no debo pensar como individuo y si como colectivo, al menos en lo referente al amor y pensando en los seres a los que quiero. Estoy enamorado de las personas a las que quiero y eso es lo que hace que siga mi instinto que es lo que me guía.
Que ese instinto me guíe supone que quizás y equivocadamente pasamos demasiado tiempo intentando entender la teoría, el amor no no es algo que nosotros inventamos, es observable, complejo y poderoso, algo que debe significar algo. No solo es un lazo religioso, no es una utilidad social ya que seguimos amando incluso a personas que ya no están. Es algo mas, algo que todavía no entendemos del todo, quizás la única evidencia que puede hacer funcionar al mundo en armonía, algo de otra dimensión, algo que nuestra conciencia no percibe, algo que todavía no es definible y que trasciende en el espacio y en el tiempo mejorando las relaciones humanas. Deberíamos confiar en eso aunque la realidad es que no lo entendamos lamentablemente.

De momento me conformaré con el deseo emocional de la posibilidad de volver a ver de nuevo a esas personas a las que tanto amo, aunque esa emoción se disfrace a veces de error.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Utopía y realidad

Se sabe que en el hipotálamo del cerebro tenemos lo que los científicos llaman el "circuito de la búsqueda" que alerta los resortes de placer y de la felicidad. Esa búsqueda, esa expectativa, hace que se alimente y se genere ilusión, la cual aumentará la sensación de felicidad en el caso de llegar a completar esa búsqueda, en cambio, una estridencia en exceso del deseo también redundará que en el posible fracaso la tristeza nos embargará en el caso de no colmar el objetivo.
Las imperfecciones del sistema de pronóstico afectivo y sobre todo los desfases entre la utopía y la realidad constatan un gran predominio de la posibilidad que el éxtasis de esa búsqueda se apague y ello se traduzca en factores que alteren la actitud propia como podría ser la indiferencia a todo, nutrida también por una inmensa tristeza.
En la cotidianidad del día es mas fácil sonreír que dar a entender el porqué uno está triste y desilusionado.

jueves, 18 de diciembre de 2014

El pase. Cuando el fundamento técnico le da la mano a la táctica.

Si la técnica individual hace referencia al dominio de la ejecución de los fundamentos y la táctica individual es la elección inteligente del fundamento a desarrollar en el momento adecuado,entonces, la táctica colectiva será el engranaje del dominio de esos fundamentos utilizados con criterio gracias a la táctica individual para que el grupo de cinco jugadores y de forma colectiva logren un objetivo común creando conceptos colectivos que se traduzcan en la construcción del juego.
A partir de ahí, podemos decir que la habilidad del dominio del fundamento del pase es primordial para la esencia táctica del juego de equipo, por ello, podríamos rebautizar al pase como un fundamento técnico-táctico.
Esta reflexión para todos podríamos considerarla de clara y obvia, en cambio,lo que me pregunto realmente es si para todos la utilización del pase es un condimento importante en el juego colectivo de equipos de formación actual.
Observando múltiples de partidos y con la incontestable vorágine de importancia brutal que se le da actualmente a la estadística simplona que solo traduce al papel lo que pasa solo al jugador que posee el balón, quisiera comentar a colación del fundamento del pase, si lamentablemente estamos solo dándole importancia en el trabajo diario al pase de canasta final, a la asistencia y nos olvidamos absolutamente del pase de creación, el periférico, el de construcción, el que nos cohesiona como equipo y el que nos ayuda a construir el juego colectivo que redundará finalmente en la mejor situación para anotar y a lo mejor entonces si, en el pase final de asistencia para sumar puntos.
Con ello quisiera entender que no nos limitemos a solo preparar jugadores "asistentes" y si trabajemos para crear "pasadores" independientemente si estos pases salen reflejados o no en la estadística final.
"El mejor pasador no es siempre aquel que mas asistencias da"

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Emir Preldzic

Nos escuchamos a nosotros mismos cada día que "nadie es mejor que nadie", como también escuchamos aquello de "no debemos comparar a unos con otros", y que "uno deber ser él mismo".
Hoy admirar se ha vuelto sospechoso, cuando no claramente reprobable, algo de lo que si desearíamos avergonzarnos y, en consecuencia, una emoción que no conviene manifestar. Al fin y al cabo, toda veneración nos hace de menos en la medida en que nos reconoce desiguales por inferiores.

Y, sin embargo, vengo aquí nada menos que a predicar la urgencia de recuperar la admiración no solo como sentimiento moral, sino también como una virtud; es decir, no ya sólo como síntoma de la disposición favorable hacia los valores, sino como un valor fundamental, por eso esa admiración es un instrumento que mide el proceso moral.
Debe ser un sentimiento de alegría que brota a la vista de alguna excelencia ajena. De igual modo esa emoción contiene un elemento afectivo sin duda y en este caso además es el nutriente del mérito a ser fiel con uno mismo y con la creencia de que lo que debe premiar son los principios morales y por supuesto los del juego en si.