Se sabe que en el hipotálamo del cerebro tenemos lo que los científicos llaman el "circuito de la búsqueda" que alerta los resortes de placer y de la felicidad. Esa búsqueda, esa expectativa, hace que se alimente y se genere ilusión, la cual aumentará la sensación de felicidad en el caso de llegar a completar esa búsqueda, en cambio, una estridencia en exceso del deseo también redundará que en el posible fracaso la tristeza nos embargará en el caso de no colmar el objetivo.
Las imperfecciones del sistema de pronóstico afectivo y sobre todo los desfases entre la utopía y la realidad constatan un gran predominio de la posibilidad que el éxtasis de esa búsqueda se apague y ello se traduzca en factores que alteren la actitud propia como podría ser la indiferencia a todo, nutrida también por una inmensa tristeza.
En la cotidianidad del día es mas fácil sonreír que dar a entender el porqué uno está triste y desilusionado.
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