Llevo todo el día leyendo y escuchando tanto en los medios de comunicación como incluso en mi entorno cotidiano las mismas frases e idéntico comentario sobre el fantástico triunfo de la selecciòn nacional española de balonmano. Todo el contenido sobre la proeza deportiva de convertirse en campeona del mundo va relacionado con el típico comentario solidario del ciudadano español de a pie respecto a que este deporte secundario de nuestro pais se merece mucho más "bombo y platillo", más reconocimiento, más veneración y todas esas multitud de cosas que pueden llegar a convertir al balonmano en un deporte parecido a lo que se han transformado otros deportes más importantes en el pais.
De momento, todo lo que va unido a deportes de segunda o tercera línea en este pais, deportes que sin muchos medios consiguen resultados muy satisfactorios como es por ejemplo el balonmano, son deportes integros y honestos, deportes que siempre se merecen nuestro profundo respeto, actividades sanas que si empiezan a cambiar, iniciar esa transformación que pide la gente (afortunadamente sólo durante estos dias), puedan estos deportes honrados a pasar de la noche a la mañana en negocios empresariales, dotarse de un glamour desaforado y olvidarse de lo que realmente deberia representar un deporte con todos los valores que ello conlleva y no corromperse como otros deportes de primera línea en nuestro pais.
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