sábado, 2 de abril de 2016

El respeto no se gana, se tiene

Trata a los demás como quieras ser tratado.

El no atender a los intereses de alguien o no compartir sus creencias no supone faltar al respeto.

No conceder lo que otros esperan de nosotros de forma interesada no es una falta de respeto.
Otra cosa sería el deseo de otros que quieran que tengamos constancia de sus creencias, que atendamos a sus opiniones y valoremos sus necesidades. No tienen porqué gustar, incluso podemos pensar que son absurdas, pero hay que reconocer esa existencia actuando con cortesía y buenos modales, mostrar buenos modales allana el inicio del camino al respeto.

Aceptar primero las debilidades propias ayuda a respetar el valor de los demás.

Hay una frase por ahí que se remarca como un grito a la decencia de los valores humanos "El respeto no se impone, se gana". A mi me parece una frase cuanto menos despreciable, pero la sociedad la ha hecho dogma. Yo creo que el respeto no es una atribución a la que se tenga que llegar, obtener con esfuerzo, experiencia, talento u otras tantas capacidades que puedan causar admiración de unos hacia otros, creo firmemente que el respeto es un derecho humano que debe recibir cualquiera independientemente de su razón social, estatus, descendencia, color de piel o costumbres autónomas.

El respeto no se gana, se tiene.


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