miércoles, 4 de abril de 2012

...un lujo a nuestro alcance

Cuando miro atrás y recuerdo el baloncesto de los años 80 y 90, puedo sensibilizarme recordando parsonas comprometidas y responsabilizadas con la dificil y a la vez agradecida tarea de la educación y la ayuda a la formación de los más jóvenes. Cuando me vienen a la memoria los nombres de las personas que se sentian unidas en perfecta alianza con la buena docencia y la obligación de la transmisión del hábito adecuado e inculcar los valores deportivos y humanos idóneos para que el periodo de aprendizaje, en este caso de una modalidad deportiva o para el discurrir de la vida en general sea el óptimo, cuando pienso en ello, tengo añoranza y recuerdo con agrado esas etapas.
Un viernes, 25 de noviembre del 2011 me desplazé a la ciudad de Alcúdia con el propósito de presenciar un partido de bàsquet femenino. Curiosamente, a la misma hora y en una pista contigua se desarrollaba también otro partido de baloncesto masculino. Recuerdo iba yendo i viniendo observando a ratos ambos partidos, el que realmente habia ido a ver era el femenino, pero claro, agradablemente un jugador del equipo visitante que participaba en ese partido era el jugador que desde que era minúsculo y apenas llegaba a encestar en el aro grande, fue y es el jugador que sin duda alguna mas me ha divertido al verle jugar. Además es entrenador, entrenador del club donde vive y donde empezó a jugar de chiquitín. Lo normal, que duda cabe que al ser un entrenador joven y nobel es que diste mucho del perfil de educador de aquellos entrenadores que al recordar me sensibilizan y que todavía alguno continua entrenando.
Educar e inculcar valores al jugador de baloncesto para no dejarse llevar por la eufória y de ese modo no caer tampoco en derrotismos mientras se compite o se aprende. Transmitir los valores necesarios para que el jugador consolide su autoestima y a la vez reconozca sus peores aptitudes técnicas y tácticas con el objetivo de mejorarlas y minimizarlas. Ayudar a conducir al jugador para que el camino a recorrer sea el idóneo a pesar de despreciar famas y protagonismos. Ayudar a que se aprenda y entrenar potenciando lo verdaderamente importante desechando aspectos que se contraponen claramente a la formación integra del jugador de baloncesto joven. Motivar desde la exigencia, corregir desde el esfuerzo, mejorar con el trabajo y relacionarse desde el entendimiento. La lista en el proceso del aprendizaje es mucho mas larga, no acaba aqui...
...pensaba que no volvería a recordar a esos entrenadores de antaño...pero si, los he vuelto a rememorar gracias a este jovencito que dia a dia transmite esos valores deportivos necesarios para la continuidad de nuestro baloncesto por la via adecuada.

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