lunes, 15 de junio de 2015

Dioses de pequeñitos, monstruos de grandecitos

Si yo fuera directivo de un equipo de formación o de élite ficharía a Ramón Jordana o a Diego Ocampo. El señor Jordana tuvo que salir después de creo más de veinte años por la puerta de atrás del programa académico/deportivo del SEGLE XXI, programa de formación ubicado en Cataluña, sin duda la mejor cantera del baloncesto femenino del país y posiblemente de Europa, como no, sobretodo gracias a él. No es oficial, y lamentablemente no lo será porque parece esté mal decir la verdad. Mi parecer personal es que alguna jugadora endiosada en su día y de glamour desaforado consiguió poner las semillas necesarias para que algún jefe tomara la decisión de apartarlo. Este entrenador de formación que además dice saber lo que hay que hacer para poder jugar bien y ganar se incorporó a un equipo de Liga Femenina que en principio tenía que luchar por no descender, poco presupuesto, jugadoras jóvenes y por supuesto nada que ver su plantilla con la de algunas que luchan por los títulos. Pues empezó derrotando a esos equipos de grandes plantillas y presupuestos, liderando la clasificación de forma sorprendente...y no me preguntéis si ganó la copa de la Reina o no, o si al final ganó la liga porque no lo sé, lo que sí sé, es que iba ganando muchos partidos 16-3 contra pronóstico por lo visto. El técnico dimitió, supongo que indirectamente por algunos motivos afines al caso del SIGLO XXI. El baloncesto se está convirtiendo en un deporte a la carta donde en formación mandan los padres de los jugadores y en la élite los propios jugadores que no quieren entrenar con según quien porque les hace trabajar, les exige y les aprieta para que puedan dar lo mejor de sí, para seguir mejorando o en otros casos para ganar.
Hoy he leído que a Diego Ocampo, entrenador del UCAM Murcia, no le han renovado a pesar de haber conseguido la mejor clasificación de la historia del club, por lo visto algunos jugadores también endiosados y malcriados hijos del "rock and roll", han exclamado la frase famosa que todavía no sé por donde pillarla: "o se va el entrenador o nos vamos nosotros", al más puro estilo "niñato malcriado hijo de papá".
Estoy observando día si y día también como son los propios entrenadores de formación y en perfecta sintonia con los padres, los que de manera absurda y seguramente de forma inconsciente endiosan y malcrían a sus jugadores, de forma más especial a los "buenos" que a la postre serán los que les pueden ganar los partidos. No voy a poner ejemplos para no herir la sensibilidad de los que a mi parecer día sí y día también la cagan sin parar.
Hoy, después del entreno, una mamá y un papá me miraron mal porque estuve especialmente corrector a nivel de fundamentos técnicos con sus hijos...
...hoy alguien no renovó al mejor entrenador de la historia de su club porque algunos monstruos endiosados prefieren la "felatio" a la exigencia para mejorar.
Al final, es de condición humana querer la mejor calidad de vida posible y no cansarme, ni esforzarme ni nada por el estilo, a partir de ahí el entrenador bueno es el que mima y el malo es el que exige...que pena!

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