sábado, 25 de octubre de 2014

El amor es otra cosa

Erase una dama medieval que vivía en un gran castillo junto a su familia. Dotada de una belleza incomparable y sin igual, era adorada y envidiada por todos, tanto, que ya no solo los hombres del lugar, sino incluso los de otros confines de la Tierra la deseaban con el propósito de condenarse a ella hasta el final de sus días. Sus atributos físicos no eran únicos ya que además poseía bienes materiales, los cuales aun la hacía mucho mas interesante y altamente pretendida.
Llegada a una edad, el padre de la dama propuso a su hija que ya había llegado el momento del desposo y que debía elegir marido entre tantos y tantos pretendientes que babeaban con la posibilidad de ser alguno el elegido.
Un frío día de invierno el padre convocó a todos aquellos interesados en conseguir la mano de la bella y joven dama, el mismo día en que la misma proclamó un reto para todos:
"Solo aquel que consiga a partir de mañana estar 100 días esperando junto a la fría pared del ala norte del castillo, junto al gran roble, me habrá conquistado y será el afortunado."
Al día siguiente se citaron junto al gran roble 50 pretendientes venidos de numerosos parajes y lugares con el objetivo de conseguir a tan ansiada mujer.
Iniciado el reto, 10 caballeros abandonaron su intención a los 30 días por la añoranza de su familias.
A los 40 días 20 caballeros más volvieron a sus casas por falta de alimentación.
Pasaron 80 días y hasta 10 pretendientes dejaron la iniciativa por el inaguantable frío invernal.
Solo faltaban 20 días y eran solo 10 los pretendientes que seguían en la brecha aguantando y motivados por la ofrenda final.
A falta de una semana, 9 de ellos cayeron enfermos y tuvieron que abandonar el gran roble.
Un solo pretendiente quedaba y el último tramo del sufrimiento tan solo debía durar una semana más. Aquel joven había resistido a la añoranza de sus seres mas queridos, había aguantado la falta de alimentación y el hambre, resistido heroicamente al frío invierno al lado de aquella helada pared y además superando cualquier enfermedad acaecida.Tan sólo 7 días y la recompensa, la felicidad al lado de aquella bella dama sería por siempre.
La mañana anterior al último día la dama bajó y se aproximó al gran roble junto a la fría pared del ala norte del castillo y se sorprendió al ver tan solo a un pretendiente, el único que había llegado hasta ese momento al día 99 de la gran hazaña. La dama miró al muchacho, el muchacho miró a la dama y esta siguió su camino esperando a que el pretendiente aguantara el día que le quedaba para conseguir el propósito.
Unas horas más tarde y sin haber acabado el día, el joven muchacho se levantó como pudo y sin apenas fuerzas debido a su desnutrición, con las ropas rotas y sucias, inició su camino de nuevo a casa abandonando tal proeza y renunciando a la dama por completo.
Al llegar a casa, la madre del muchacho le atendió, lavó su cuerpo, cambió sus ropas y cocinó su manjar preferido. Después le preguntó el porqué tanto sacrificio durante 99 días y siendo el único pretendiente final dejaba pasar esa tremenda oportunidad.
El chico le contestó:
¿Qué oportunidad madre?
¿Pasar el resto de mi vida al lado de una persona que aun sabiendo que he resistido a enfermedades, aguantado el frío invernal, el sufrimiento de mi añoranza hacia mi familia y sin comida suficiente para sobrevivir, ha querido después de contemplarme y ver mi estado y situación dejar que sufriera un día más?
El amor es otra cosa.

                                                                    Basado en en cuento de Jorge Bucay

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