Cuando nos referimos al desarrollo de la táctica individual, nos referimos siempre a una toma de decisión, una decisión a realizar dependiendo de muchos factores, muchos de estos relacionados muy directamente con la posición y la distribución de los jugadores en la pista, tanto los propios compañeros, así también como los rivales. ¿Podemos colaborar los entrenadores al intento de mediante el trabajo diario crear jugadores que sean capaces de tomar desiciones primero y después que esas acciones sean las más correctas y adecuadas?...o ¿debemos tan solo permanecer al margen, como he comentado multitud de veces, y que el jugador desarrolle sus aptitudes sea cuáles fueran el nivel de estas de una manera autoctona y no les ayudemos a desarrollar un juego en el cual se tomen la mayor de decisiones acertadas posibles?
Voy a centrarme en una acción del juego que se da multitud de veces en un encuentro de baloncesto, una situación propensa a que el jugador deba tomar una decisión que mucho tiene que ver con la lectura del juego en ese momento, una decisión que tan solo tiene dos caminos, una relacionada con la defensa y la otra directamente con un fundamento individual ofensivo...realizar el balance defensivo o en su defecto atacar el rebote ofensivo.
Hace varias temporadas puede disfrutar de un grupo de jugadores, entonces en edad cadete, que competían semanalmente en una competición de categoria junior. Jugadores de corte físico en general de media altura y muy atléticos fisicamente, jugadores con buen talento motriz a nivel de movimientos mecánicos y con una buena media de estatura, en definitiva y relacionado con el tema que nos ocupa, jugadores con las aptitudes físicas adecuadas para atacar en buena medida el rebote de ataque. Ya hacia varios años que me percataba de que en general los jugadores jovenes en formación, cuando competian y se realizaban tiros, esos jugadores de manera general y en un altísimo porcentaje no realizaban ningún gesto que refiera a la acción/reacción después de un tiro, es decir, que en general los jugadores no suelen ni realizar el balance defensivo ni atacar el rebote ofensivo en el momento adecuado. A raiz de ello nos propusimos el reto de conseguir que de una manera adecuada esos jugadores fueran capaces de optimizar dicho concepto del juego. Pensamos que conseguir ese reto tampoco debía ser algo que nos llevara poco tiempo y que teniamos que llevarlo a cabo a modo de proceso paulatino con ejercicios individuales y colectivos que nos ayudara a ello, asi pues, enfocarlo en dos fases diferenciadas de trabajo:
Fase 1. El jugador en esta primera fase debe indistintivamente realizar cualquiera de las dos acciones, es decir, realizar el balance defensivo o atacar el rebote ofensivo, independientemente de una buena o mala decisión en su lectura, no vamos al principio a valorar el acierto y si el gesto.
Fase 2. El jugador una vez ya tiene el hábito de realizar siempre cualquiera de esas acciones y no mostrarse pasivo, interpreta dependiendo de la distribución de los jugadores en la pista y de la situación del balón, al igual de la suya propia, y tomar la acción adecuada tras la lectura de las situaciones en este caso, cambiantes.
Esta es una situación y un ejemplo de toma de decisiones clara en referencia a las diferentes lecturas que da esta acción del juego tan cambiante, es decir, aplicar una correcta táctica individual al juego va muy encontra de lo que seria una orden táctica por parte de los responsables técnicos de cada equipo, es decir, el tópico en baloncesto sería que el entrenador atribuiria los roles a los jugadores de forma fija, siendo lo más normal que indiferentemente de como se desarrolle esa acción cambiante y la mencionada distribución del balón y jugadores en la pista, siempre el base y el escolta realizarian el balance defensivo y tanto el alero como los jugadores más interiores se decantarian por ir al rebote ofensivo.
En definitiva pienso que las órdenes tácticas ya estipuladas podrían ir en contra de la correcta lectura de algunas de las situaciones del juego en baloncesto.
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