domingo, 25 de diciembre de 2011

Desbloqueo de los sentimientos



Hoy es Navidad, ayer noche buena, 24 de diciembre del 2011. Todo me parecía mentira, quizás las personas pensemos cosas que luego no decimos ni hacemos, quizás sea así, pero mientras sigamos creyendo en nosotros mismos ese pequeño pétalo de esperanza seguirá nutriendo nuestra fascinación por las cosas, hechos, o en este caso, las personas.



Me siento introducido dentro de la franja emocional de los sentimientos relacionados con el amor, el amor fraterno claro. Antes de poder llegar a pensar que podría haber despertado en mi el amor de nuevo, experiencia deseable pero no excenta de multitud de valoraciones previas, tengo que decir que en mi existen situaciones primero, emociones después, seguidas y acompañadas de ilusiones las cuales normalmente se convierten en deseos. El camino poco allanado que va desde esas situaciones primeras hasta los deseos finales, transcurre por un tramo difícil de afrontar, ya que la imposición social, además de nuestra cultura y la educación convencional hace que así sea. Aunque tal vez consideremos que enamorarse apasionadamente es una experiencia deseable, creemos que por principio es necesario tener controladas nuestras emociones, no ceder ante ellas ni permitir que se apoderen de nosotros. Según esta visión, dejarse llevar por los sentimientos es un signo de debilidad, falta de carácter o mala eduación referente a la crianza de cada uno. Los que padeciamos las formas más severas de bloqueo de sentimientos y no nos ocupabamos de ellos somos los que no podíamos tolerar la intensidad emocional. Los sentimientos fuertes de cualquier naturaleza incomódan, aún cuando sean sentimientos agradables como los del amor, el fraterno claro. El empeño de tener controlados nuestros propios sentimientos, asumiendo un aire de calma imperturbable, a veces no es buena andanza. Por el contrario, también existe un grupo que se sienten afectados por este bloqueo de manera diferente, la cuestión no es cuán intensamente sienten, sino qué sienten. Desean sentir en forma selectiva, experimentando sólo aquellos sentimientos que consideran buenos, agradables y positivos.



Junto con el prejuicio general contra los sentimientos, prevalece en nuestra cultura la idea de que ciertos sentimientos son especialmente malos. Así, por ejemplo, muchas personas consideran que la pena y la tristeza son sentimientos impropios, enfermizos y de mal gusto en el amor. Es necesario dar salida a los sentimientos de alguna manera, ya sea verbalmente, a través del lenguaje corporal o del propio comportamiento, por el contraro muchas veces utilizamos estratégias que desarrollan la autonegación de esos sentimientos, defensas corrientes contra las emociones que pueden ser eficaces, pero sólo por un pequeño periodo de tiempo. A la larga es muy perjudicial el manejar esos sentimientos de esa manera. Esas defensas mimimizan la autoestima y por lo contrario la auténtica autoestima nos pide que reclamemos que somos seres que sentimos, capaces de experimentar toda gama de emociones humanas, respetarse así mismo significa respetar los propios sentimientos, sin exclusíón de ninguno.



Gracias Tomeu.

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