jueves, 14 de enero de 2016

Tenerte presente

Siento que te admiro y debo decirlo.
No sabría concluir que desarrollo de valores en ti admiro de mayor forma…
Si tu dedicación y constancia por lo que necesitas, incluso por encima de lo que te gusta, el esfuerzo por alcanzar tus sueños o la inteligencia que desbordas cuando expresas tus emociones y sensaciones. Gracias por tu extrema sinceridad siempre. 
No creo de forma inteligente que nadie piense con el corazón, se hace creo con otro órgano, pero si es verdad que se hace, tu espíritu en mí  hace que así sea. 

El sentimiento que por ti tengo está carente de ningún mal trago, y si alguna vez preocupas por tú carácter a veces demasiado seguro de si mismo (para los que mejor te conocen y te quieren te atribuyen la etiquetita de "cabezón"), algo que ni si quiera es reprochable por mi, simplemente me parece singular, gracioso y me saca incluso una sonrisa.
Alguien dijo un día que lo más importante siempre son las personas que a tu lado están, las que te acompañan aún estando lejos, las que se sienten como parte de uno mismo, las que te producen bienestar, las que desarrollan valores de buena convivencia y se convierten en quienes quieres o al menos a quienes admiras.  
Porque es eso precisamente lo que me ha permitido valorar lo que el destino puso frente a mí un día durante un partido de baloncesto en tierras gallegas allá por el año 2009. Un ejemplo a seguir se mire por donde se mire y un elenco de información a nivel de conductas que ayuda al aprendizaje de cualquiera para tomarlas, desarrollarlas o en su defecto envidiarlas sin ningún tipo de excepción.

La otra mañana en mi visita a tu hotel tuve una sensación curiosa, una percepción que me hizo sentir en gloria mientras corrías a la habitación para ducharte después del entrenamiento. Me percataba que de forma plural todo aquel que te rodea de forma habitual necesita aunque sea por una misera razón tú participación, tú presencia, tus palabras, consejos y apoyos, da igual el contexto, da igual el momento o la razón.
Diría que esta admiración fluctúa con el cariño que mereces recibir por las personas que de verdad entienden la clase de ser humano que eres,  personas como tú desprenden un halo de saber estar absoluto traducible también en una inmensa sensación de bienestar siempre. 
Te admiro y te quiero amigo porque en la vida hay pocas personas dignas de admiración y no tantas a las que poder querer, y si las hay, la mayoría de ellas fuera de nuestro alcance están.



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